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  • Rosanna

Pensando el aire - mayo 2011


Vuelo Copa 437, Panama-Santiago.

Lunes 23 de mayo. 17:50 – 4:20.

Abrazos, sonrisas, miradas, encuentro y reencuentro; Palabras, lágrimas, más abrazos, conversaciones al pasar y profundas reflexiones compartidas; Brazos al aire, telas de colores que fueron banderas impensadas. Y también, desencuentros, intolerancias, sonrisas falsas, abrazos no sentidos, desacuerdos, poder, frases que no se dicen, miradas que se escabullen.

Así fue este VIII congreso de psicodrama en una Cuba tantas veces pensada y soñada por muchos, instalada como un baluarte de la libertad, como el lugar donde las personas pueden ser iguales y compartir luchas y privilegios. En esta Cuba también hay incongruencias, temores y anhelos no conseguidos. Los cubanos están viviendo un proceso fuertísimo, un terremoto donde las estructuras, los valores, las seguridades se ven trastocados con la vejez (el abandono) de un padre exigente que con grandes abrazos y largas palabras sostuvo la protección de una ideología imprescindible y y permitió que se desarrollara todo aquello que es tan valioso en el pueblo cubano: la solidaridad, la horizontalidad, el compartir constante, el disfrutar los momentos, decir lo que se piensa, caminar por la calle mirando a los ojos de los otros, con el pecho abierto y la frente altiva, bamboleando las caderas las mujeres, coqueteando descaradamente los hombres. Con la seducción a flor de piel.

Un poco al color caribeño y mucho a la revolución hay que agradecer por este pueblo.

Hoy caminando por La Habana Vieja vimos con Mario un mural en que junto a aquellas frase: “pensar duele” mostraba una silueta en franjas negras de un mulato con arete en la oreja izquierda.

Pensé que ese mulato joven, en esa irónica y lúcida expresión creativa, viene a representar las ideas nuevas, los desafíos de las nuevas generaciones, lo sentí como una invitación a seguir pensando.

Y desde esa imagen me regreso al Congreso de Psicodrama y a todos quienes de distintos modos estamos queriendo sostener y hacer crecer esta forma de mirar las relaciones humanas.

La rebeldía es la madre de la revolución dicen y me parece que el rojo de esos flamboyanes maravillosos de las calles de Alamar me dieron el permiso para atreverme a escribir estas líneas.

Rebeldía frente a esas murallas que impiden que los niños se trepen a los árboles, como en El Gigante Egoísta de O. Wilde y como en la escena de Ellen una preciosa chica de Costa Rica que nos regaló su imagen en el taller “Reconstruyendo mi pueblo interno” que coordiné.

Rebeldía frente a las espinosas relaciones que crecen al interior de nuestro movimiento de psicodrama y teatro espontáneo. .

Por supuesto hay también ejemplos de relaciones luminosas, tolerantes y creativas.

Pero también hay muchos ejemplos de rigidez, luchas, egos que enceguecen, instituciones tras las que las personas desaparecen. En fin, murallas de intolerancia y conservas culturales.

Creo que es nuestra responsabilidad no permitir que esto suceda. “En casa del herrero cuchillo de palo” decimos en Chile, no lo permitamos pues sólo nos hará perder el sentido de esto que hacemos y quedarnos en un hacer vacío y técnico. Ser psicodramatista tiene que ser mucho más que hacer psicodrama. De utopías está hecho el camino.

En más de alguno de nuestros países las personas que han sido los maestros de muchos, hoy extrañas luchas y divisiones. Siendo ellos y ellas nuestros modelos no podemos creer que éstos no se repetirán en las siguientes generaciones de psicodramatistas y teatristas. De hecho, ya sucede.

Quisiera que volvamos a reconocernos; que se aumenten las instancias de diálogo; que podamos compartir en el sentido moreniano, ser abiertos en la escucha y claros en el decir en esta comunidad que somos y que comparte territorio cada dos años.

Tenemos memoria y semillas

Raíces y alas

Esta es un invitación a todos y todas y también una invitación para mí, a abrir los ojos, los brazos y los corazones en este camino que hacemos al andar

Desde el aire y en el aire.

Rosanna

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